El Banco Mundial ha señalado que el Perú cuenta con las condiciones macroeconómicas y fiscales necesarias para desarrollar las finanzas verdes, una herramienta crucial para promover inversiones sostenibles y enfrentar los desafíos del cambio climático. Sin embargo, uno de los pasos que el país aún debe dar es la creación de una taxonomía de finanzas verdes. Este marco regulador permitiría definir con precisión qué proyectos califican como sostenibles, brindando confianza a los inversionistas y dinamizando el sector.
“El Perú tiene una oportunidad única para consolidar su papel de líder regional en sostenibilidad mediante la promoción de las finanzas verdes”.
La necesidad de adoptar las finanzas verdes es más urgente que nunca. En un contexto global donde los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y devastadores, resulta imperativo que las economías se adapten hacia modelos más sostenibles. El Perú, con su rica biodiversidad y ecosistemas frágiles, es particularmente vulnerable a estos cambios. La promoción de finanzas verdes no solo impulsaría proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático, sino que también fomentaría una economía circular, un modelo que busca reducir el desperdicio y reutilizar los recursos.
El concepto de economía circular se alinea perfectamente con los objetivos de las finanzas verdes, ya que ambas apuntan a transformar el modelo económico tradicional hacia uno más sustentable. En lugar de una economía lineal basada en “extraer, producir y desechar”, la economía circular busca cerrar el ciclo mediante la reutilización, el reciclaje y la reducción del uso de recursos. Las inversiones en los sectores de energías renovables, gestión de residuos y agricultura sostenible no solo ayudarían al medioambiente, sino que también podrían generar empleos y crecimiento a largo plazo.
El desarrollo de una taxonomía de finanzas verdes en el Perú sería un catalizador para movilizar el capital privado hacia estos sectores. Un marco regulatorio claro brindaría a los inversionistas las garantías que necesitan para apostar por proyectos sostenibles, al tiempo que reduciría el riesgo de greenwashing, es decir, la práctica de etiquetar productos o inversiones como verdes sin que realmente lo sean. Además, permitiría al país acceder a fuentes internacionales de financiamiento verde, lo que aumentaría el flujo de recursos para proyectos ambientales clave.
Además de la creación de una taxonomía, otro aspecto clave es el fortalecimiento de la cooperación público-privada. Para acelerar la transición hacia una economía sostenible, el sector privado debe ser incentivado a invertir en proyectos verdes mediante políticas fiscales favorables. Además, el Estado puede liderar con inversiones públicas en infraestructura verde. Esto no solo reducirá la huella de carbono, sino que también generará empleos verdes y promoverá la innovación tecnológica.
En conclusión, el Perú tiene una oportunidad única para consolidar su papel de líder regional en sostenibilidad mediante la promoción de las finanzas verdes. El desarrollo de una taxonomía clara, junto con el fomento de la economía circular, no solo contribuirá a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también promoverá una economía más justa, equitativa y resiliente. Es el momento de actuar, y las finanzas verdes pueden ser el motor de ese cambio.
Extraído de: https://elperuano.pe/noticia/254423-impulsar-las-finanzas-verdes