El crecimiento del volumen exportado de bienes en noviembre del 2024, que alcanzó un 21.4% más respecto al mismo mes del año anterior, representa un hito significativo para la economía peruana. Tal desempeño, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se traduce en el valor más alto de exportaciones registrado en ese año, un logro que no solo reafirma la resiliencia del sector exportador, sino también su papel crucial como motor del desarrollo nacional.
“[…] es esencial seguir impulsando la diversificación productiva, lo cual implica apoyar a los sectores no tradicionales con políticas orientadas a la capacitación técnica, el acceso a crédito y la innovación tecnológica […]”.
Entre los principales catalizadores del avance exportador se encuentran los productos tradicionales, cuyo incremento fue del 23%, y los no tradicionales, que crecieron un 18.1%, constituyéndose en ámbitos claves en la diversificación progresiva de la oferta exportadora. En el sector minero, el cobre, el plomo y otros minerales encabezaron el avance, con tasas de crecimiento notables como el 133.6% en el caso del plomo. También se observaron alzas destacables en las exportaciones de oro (32.1%) y plata refinada (72%). En resumen, este panorama subraya el potencial del Perú como líder en el mercado de recursos naturales, así como la capacidad de respuesta del sector no tradicional, clave para mitigar los riesgos de dependencia de los commodities.
Las ventajas son diversas. Primero, un aumento en las exportaciones genera mayor ingreso de divisas, lo que refuerza la estabilidad macroeconómica y contribuye al fortalecimiento de las reservas internacionales. Además, los envíos dinamizan las cadenas de valor internas, generando empleo en minería, agricultura, manufactura y servicios logísticos. En el caso de las exportaciones no tradicionales, su expansión promueve la innovación y el desarrollo de capacidades productivas locales.
Sin embargo, mantener y potenciar este crecimiento requiere estrategias claras y sostenibles. Primero, es esencial continuar impulsando la diversificación productiva, lo cual implica apoyar a los sectores no tradicionales con políticas orientadas a la capacitación técnica, el acceso a crédito y la innovación tecnológica. La internacionalización de pequeñas y medianas empresas debe ser una prioridad para garantizar una participación inclusiva en los beneficios del comercio exterior.
En segundo lugar, es vital asegurar un entorno competitivo para las inversiones en sectores tradicionales como el minero. Esto incluye garantizar la sostenibilidad ambiental y social de los proyectos extractivos, lo que no solo minimiza conflictos, sino que además mejora la reputación del Perú como proveedor responsable en los mercados globales.
Por último, la mejora de la infraestructura logística constituye un imperativo. Reducir los costos de transporte y tiempos de trámite facilitará la competitividad de los productos peruanos en mercados internacionales. A ello se suma la necesidad de explorar nuevos acuerdos comerciales que amplíen el acceso a mercados emergentes.
En resumen, el crecimiento exportador registrado en noviembre del 2024 no solo representa un motivo de satisfacción, sino también una llamada a la acción. Consolidar este éxito dependerá de la implementación de estrategias integrales que permitan al Perú no solo mantener su dinamismo, sino también asegurar un desarrollo sostenible e inclusivo.
Extraído de: https://elperuano.pe/noticia/262070-avance-de-las-exportaciones