El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyectó un crecimiento de 4% para la economía peruana en el 2025, superando el promedio de América Latina, estimado en 3.3%. Tal proyección alentadora se debe, en gran medida, a factores externos, como el incremento en las cotizaciones internacionales del oro y el cobre, así como a la ejecución de nuevos proyectos de inversión. Además, el descenso en la cotización del petróleo y un déficit fiscal dentro del rango meta también contribuyen a la recuperación económica.
“El crecimiento proyectado por el MEF debe ser visto como una oportunidad para sentar las bases de un desarrollo más equitativo y sostenible”.
Sin duda, este pronóstico es una noticia positiva para el país, especialmente tras un período de desaceleración económica y crisis globales. Sin embargo, también pone en evidencia una realidad ineludible: el crecimiento del Perú sigue dependiendo en gran medida de las materias primas y de factores externos que escapan al control interno. La volatilidad de los precios de los metales en el mercado internacional representa un riesgo significativo, pues una caída repentina podría impactar severamente las proyecciones económicas del país.
Por ello, es fundamental que el Gobierno tome medidas concretas para diversificar la economía y fortalecer motores internos de crecimiento. Uno de los ejes clave es la inversión privada, la cual se ha visto afectada en los últimos años por la incertidumbre política y la falta de estabilidad. El Estado debe garantizar un entorno favorable para los inversionistas, con reglas claras y previsibilidad en las decisiones económicas. Solo así se podrá atraer capital extranjero y fomentar el desarrollo de sectores estratégicos como la manufactura, la agroindustria y la tecnología.
Asimismo, la estabilidad política constituye un factor crucial para sostener el crecimiento. En un contexto electoral, el país no puede permitirse un clima de polarización que desaliente la inversión y afecte la confianza de los mercados. Las autoridades deben asegurar un proceso democrático transparente y ordenado, evitando confrontaciones que puedan generar incertidumbre en el sector empresarial y el financiero, así como una repercusión negativa en la vida de la población
Otro aspecto clave es la inversión en infraestructura y capital humano. El crecimiento sostenido del país no puede basarse únicamente en la exportación de minerales; es necesario desarrollar proyectos que impulsen la productividad y la competitividad de la economía. Esto incluye la modernización de carreteras, puertos y aeropuertos, así como una reforma educativa que garantice una fuerza laboral capacitada para los desafíos del futuro.
El crecimiento proyectado por el MEF debe ser visto como una oportunidad para sentar las bases de un desarrollo más equitativo y sostenible. Si bien el sector minero seguirá siendo un pilar fundamental de la economía, el país necesita reducir su dependencia de los precios internacionales y apostar por una diversificación productiva que garantice estabilidad a largo plazo. El reto es grande, pero la posibilidad de construir un modelo económico más sólido y resiliente está al alcance de nuestras manos. El Gobierno y el sector privado deben asumir este desafío con responsabilidad y visión de futuro.
Extraído de: https://elperuano.pe/noticia/265014-crecimiento-con-desafios