El shock regulatorio anunciado por el MEF tiene el potencial de convertir al Perú en un destino más atractivo para la inversión privada.
El reciente anuncio del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) sobre la implementación de un shock regulatorio para acelerar las inversiones privadas en el 2025 es un punto destacado en la estrategia económica del Perú. La promesa de reducir los excesivos trámites y permisos que ralentizan la llegada de capitales al país es una medida necesaria y largamente esperada, cuyo éxito dependerá no solo de la voluntad política, sino también de la capacidad de ejecución y de garantizar que la desregulación no implique una merma en los estándares de transparencia y sostenibilidad.
La sobrecarga burocrática es un obstáculo reconocido por empresarios, analistas y el propio gobierno. Sectores clave como la minería han sido particularmente afectados, con proyectos demorados por trabas administrativas que afectan nuestra competitividad en la región. De acuerdo con algunos estudios, los tiempos de aprobación para proyectos mineros en el Perú pueden extenderse hasta por ocho años, mientras que en naciones vecinas tal proceso es significativamente más ágil. Esta realidad desalienta la inversión y frena el crecimiento económico.
Sin embargo, cualquier esfuerzo de simplificación debe hacerse sin afectar la regulación en sectores claves. En el pasado, medidas similares generaron distorsiones o derivaron en escenarios donde la falta de control propició situaciones no deseadas. Un sector crítico es el ambiental, pues la falta de fiscalización podría facilitar la inversión a corto plazo, pero con un alto costo en daños ecológicos y conflictos sociales. La adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), uno de los principales objetivos del Perú, exige que las reformas se alineen con estándares internacionales, asegurando que la eficiencia no se logre a expensas de la institucionalidad.
El MEF ha indicado que este proceso será trabajado en conjunto con el sector privado, la academia y los gobiernos locales y regionales dentro del Consejo Nacional de Competitividad y Formalización. Al respecto, la inclusión de múltiples actores es clave para evitar que la desregulación beneficie solo a ciertos sectores sin generar un impacto positivo generalizado en la economía.
Un factor determinante será la digitalización de los procesos administrativos. Tal como ha ocurrido en otros sectores clave, como el Poder Judicial, la reducción de trámites debe ir de la mano con la automatización y modernización de las entidades estatales para que la burocracia sea más eficiente y transparente. De acuerdo con el Banco Mundial, la digitalización de permisos y licencias en países desarrollados ha reducido los tiempos de aprobación hasta en un 50%.
En síntesis, el shock regulatorio anunciado por el MEF tiene el potencial de convertir al Perú en un destino más atractivo para la inversión privada. No obstante, su implementación debe ser equilibrada y transparente para evitar riesgos de flexibilización excesiva. Solo así se podrá garantizar que el crecimiento económico resultante sea sostenible y beneficie a toda la sociedad.
Extraído de: https://elperuano.pe/noticia/263207-para-atraer-mas-inversiones